sábado, 4 de diciembre de 2010

Niño-Perro.

Mi guía perfecta es la existencia mórbida de un niño enjaulado
Al cual ni siquiera puedo nombrar.
Hoy fui esclava del pasionamiento hacia la muerte
De la misma sangre;
Miseria de la propia estirpe.

¿Perdón a la tosquedad?

Es inútil, in-naccionario,
No encontré en mi majestuosa instrucción
La correcta forma de saludar a un niño,
Que esperaba enjaulado el mínimo reconocimiento,
La mínima respuesta culturalmente instaurada:
Era sólo una vacía réplica,
Y yo inútil de darla.

Maldigo a mi amor perro que nunca elegirá a la 

estúpidamente sabia sabuesa,

Maldigo a mi enorme patria que sólo me ha colmado de 

hartazgos y patrañas,

Maldigo a mi misma esencia enjaulada

Exigiendo una mísera respuesta de tanta crueldad 

categorizada.

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