miércoles, 2 de febrero de 2011

Lo lírico (en), lo nocturno.

Segundos de océanos,
Desmayo complejo de esencialidades,
Brusca vorágine que amenaza, hechizo balbuceante;
Impetuoso y sensorial instinto que alimentas tú en mí.

Bitácora de la pasajera II

Este es mi tómalo o déjalo;

Porque mi alma de niña danza bajo el sol,
Es por mi conciencia de mujer mira la lluvia morir,
Que soy esta extraña existencia prismada
Que lucha por derrotarme en la ignorancia.

Escondo muertos en los pasadizos de mi mente,
Y de tanto en tanto
Escupo verdades que ni yo recuerdo.

(Con la luna de sombrero pienso en poesía
Luego en el papel,
Después en el olvido).

Mis letras estallan en libertad
Y se agobian con mi deseo
Y ruedan en el más predecible de los mares:
El valor negado por el fetichismo de la coseidad.

Me pierdo en lo inmenso,
Y en lo inmenso de lo efímero
Y de tanto en tanto,
No puedo dibujar una amapola siendo rosada por el viento.

Lo brusco y lo suave es mi mejor bipolaridad,
En ambos descansa mi esencia;
Me encuentro enigmada,
Y te respondo sin preguntas,
Y te escribo sin respuestas;
Y la farsa, y el vuelco
Y la vergüenza, y el miedo:
Y dos mudos que hablan el lenguaje que no existe.

Y la fortuna siempre ausente
Que como peregrinaje de aves invade el escenario,
Colmándolo de plumas y uvas en la piel.

Y la sumisión,
Especie de cárcel ambulante que somete cataratas de mariposas,
Y las mariposas que se esfuman como una apesadumbrada bruma de negros telones.

Esto es mi tómalo o déjalo;
Mi circunstancialidad latente de libertad en paisajes,
Recónditas emancipaciones de la presente pasajera.